Los trovadores Vadik Barrón y Mau Montero se encuentran en un concierto íntimo, a dos guitarras y dos voces, para rendir homenaje al gran Silvio Rodríguez, el eterno Aprendiz de Brujo.
Una velada donde cada acorde recordará que la trova es más que música: es un susurro al alma, una caricia de nostalgia y un canto a la vida.