La obra juega con las formas del cuerpo, con los sentires, la sed y el deseo, a través de una estética perversa del cuerpo, desde “la nueva carne”.
En cuerpo carnoso, un dios dual anhela sentir como humano. Cansado de su propia perfección, busca robarles su piel para sentir algo. Una de sus creaciones, Eva, por error bebe el vino de dios y éste le da conciencia. Desesperada por encontrar su propósito en la vida a través de los placeres ¿Llegará su propia diosedad?

