Narra el viaje de Marcelino, un inmigrante del campo que se encuentra perdido en el trajín de la vida urbana. El guerrero samurái que creía llevar adentro desde niño, se ha ido muriendo junto con el vínculo que le quedaba con su comunidad y sus antepasados.
Al medio de la tormenta, Marcelino es alcanzado por un rayo que le mata, le cura y le revive. Marcelino emprende un viaje espiritual y contemplativo hacia la cumbre del Illampu, la montaña sagrada, buscando reconectar con las voces de la naturaleza, con su ajayu y así recuperar a su samurái perdido. Esta pieza escénica habla sobre la cosmovisión de un personaje andino, su percepción de la vida y las peripecias de su viaje de redención, hacia el reencuentro consigo mismo y con su comunidad rural.
Este espacio reflexivo tomó la estética del teatro tradicional japones de marionetas bunraku, disciplina con la que se tiende un puente entre la cultura asiática y la cultura andina, que busca crear una síntesis que respete y valore las tradiciones culturales de ambos pueblos, para una hibridación significativa y enriquecedora.