Hay historias que nacen del arte, pero también del amor. Esta exposición del maestro Gil Imaná es una de ellas. Reúne una serie de obras que el propio maestro entregó, en vida, a la familia que lo acompañó y cuidó en sus últimos años —obras profundamente humanas, íntimas y cargadas de afecto—. Hoy salen por primera vez de su casa para compartir su belleza con el público.
Son obras de colección, únicas por su historia y su procedencia, que estarán disponibles a la venta. Lo recaudado ayudará a las hijas del matrimonio que cuidó a Gil, continuando así el propósito generoso con el que nació este legado.
Un homenaje al arte, la memoria y la ternura del maestro.
Del 21 de octubre al 18 de noviembre de 2025. Horario: 10:00 a 13:00 y 15:00 a 19:00.





Sobre la familia
Lucrecia Santos – Grecia – tenía apenas 13 años cuando comenzó a trabajar en la casa del maestro Gil Imaná y de la gran ceramista Inés Córdova. Los artistas, que no tuvieron hijos, crearon un lazo de profundo afecto con ella, que los acompañó durante 31 años, siendo parte de su vida diaria y testigo de su proceso creativo y profunda humanidad. Con el tiempo, su esposo, Vladimir Aliaga, también se integró a ese hogar, convirtiéndose en asistente y amigo del maestro.
Cuando Gil enfermó, ellos lo cuidaron hasta su último día. Tras su fallecimiento en 2021, la familia debió dejar la casa que había sido su hogar. Pero el legado del maestro no se extinguió; sobrevivió en los valores, la memoria y el amor compartido.
La exposición
Esa historia íntima da origen a la exposición “Las 44 obras de manos del artista. Un legado de amor”, una muestra curada por Daniela Mérida, que entrelaza el arte y la gratitud, la belleza y la memoria.
Hace diez años, el maestro eligió a Daniela Mérida Gallery – entonces Mérida Romero – para realizar su 99ª exposición individual, una de las últimas en vida. Hoy, ese vínculo se renueva en una muestra que no sólo revisita su obra, sino que honra el sentido más profundo de su legado: la capacidad del arte de unir vidas, sanar y perpetuar la belleza.
Las obras —todas disponibles para la venta— permitirán apoyar los estudios de Luz y Belén, hijas de Grecia y Vladimir, cumpliendo el fin más humano del legado del maestro: transformar la belleza en oportunidad y el arte en continuidad de vida.
El conjunto reúne piezas donadas por el propio maestro a la familia que lo acompañó en sus últimos años, junto a otras obras inéditas —dibujos íntimos y personales que nunca salieron de su casa—, revelando la faceta más sensible del artista: la del hombre que transformó el arte en un puente de ternura, disciplina y comunión.
Este legado fue reservado por el propio Imaná tras haber donado casi siete mil piezas y una vivienda que hicieron posible la creación del Museo Inés Córdova – Gil Imaná, en Sopocachi, espacio que perpetúa su espíritu generoso y su compromiso con la cultura.
Fuente: Daniela Mérida Gallery